El plástico es un material que tarda un largo período de tiempo en descomponerse, ya que es muy lento su proceso de descomposición en el medio ambiente.
El plástico es un material que tarda un largo período de tiempo en descomponerse, ya que es muy lento su proceso de descomposición en el medio ambiente, dependiendo del tipo de plástico tarda entre 100 y 1000 años en degradarse, con una media de 500 años.
Las botellas PET son uno de los objetos de plásticos más usados en todo el mundo y es normal preguntarse cuánto puede tardar en desaparecer si llega al suelo de un bosque o al mar. Una botella de plástico de tipo PET puede llegar a tardar unos 1.000 años en descomponerse del todo en el medio ambiente.
Las bolsas plásticas son otro de los objetos más usados alrededor del mundo, aunque se va procurando volver al uso de bolsas de tela, cestos, etcétera, para sustituirlas en lo posible. Una bolsa de plástico puede tardar en degradarse más de 150 años.
Uno de los impactos más preocupantes del plástico se da ha nivel mundial, siendo este la contaminación de mares y océanos. De hecho, en el Océano Pacífico del Norte, entre Japón y California se encuentra una zona con una gran concentración de residuos plásticos, esta zona recibe varios nombres y uno de ellos es "la isla de plástico".
El plástico en el mar y el océano no solo tiene un impacto paisajístico, sino también en su biodiversidad. En el caso de los animales estos se pueden enredar con los plásticos o resultar heridos y en algunas ocasiones pueden acabar muriendo, por lo que se produce una pérdida de biodiversidad importante.
Los plásticos más perjudiciales son los microplásticos, son menores de 5 mm y aunque pueden haberse formado por la fragmentación de un macroplástico, estos también se fabrican así para productos de higiene como detergentes, dentífricos o exfoliantes. Estos micropláscticos son unas pequeñas partículas plásticas que las depuradoras no son capaces de retener y llegar al mar directamente. La consecuencia es muy grave ya que son ingeridos por los animales, causándoles problemas gastrointestinales y alteraciones en su ciclo de vida o, incluso, matándolos. Además, estos microplásticos se transfirieren en la cadena alimenticia llegando a los alimentos que consumimos los humanos, por lo que terminamos ingiriendo los microplásticos nosotros mismos, que los hemos producido. Los macroplásticos también son muy perjudiciales, pero estos al menos se pueden limpiar con más facilidad. Aunque los mares y océanos son los ecosistemas visiblemente más afectados, el plástico puede acabar en cualquier rincón del planeta: bosques, parques naturales, las calles por las que paseamos y playas.
Comments