Contrario a lo que se ha creído, el burro es un animal de gran inteligencia. No obstante, con el paso del tiempo ha sido una especie que se ha descuidado y hoy se encuentra bajo amenaza.
El burro es un mamífero équido. Posee un par de orejas largas que lo vuelven muy característico. Sin embargo, erróneamente es considerado como un animal de poca inteligencia y se le ha descuidado tanto que se encuentra en peligro de desaparecer.
Características del burro
Su nombre científico es Equis asinus aunque también es conocido como asno doméstico, rucio y borrico. Se trata de un équido que desciende del burro africano salvaje domesticado hace aproximadamente 6,000 años. Cabe destacar que desde entonces fue empleado tanto en África como en Europa y Asia para el traslado de distintas cargas y como cabalgadura.
Este tierno animal de ojos grandes y carácter noble suele ser de talla pequeña –dependiendo también de la raza–. Por ejemplo, la mayoría de los domésticos miden entre 90 centímetros y 1.40 metros de altura. Sin embargo, el burro mamut puede medir hasta 1.70 metros.
Los burros poseen orejas largas. Su pelo puede ser de distintos colores como blanco, pardo, gris, etcétera. Suelen ser mansos y astutos pero también pueden tornarse “tercos”. Por otra parte, el sonido que emiten se conoce como rebuzno. Su promedio de vida es de 25 a 30 años y varía de acuerdo a las condiciones en las que se desenvuelva.
Su alimentación está basada en pastos, alfalfa, arbustos, vegetales y, sobre todo, en heno. En cuanto a su reproducción se sabe que varía de acuerdo al sexo. Es decir, mientras el macho alcanza la madurez reproductiva a los treinta y seis meses, la hembra lo hace a los cuarenta y ocho.
Las crías de burro o “pollinos” –como se les conoce–, tardan en gestarse casi un año completo. Nacen por medio de parto y de cada alumbramiento solo hay un ejemplar.
Los pollinos pesan alrededor de 30 kilogramos y son amamantados durante 5 meses.
El asno en México
Los asnos llegaron al continente americano junto con los españoles. Y es que, antes de la Colonia no había “bestias de carga” sino solo tamemes, es decir, hombres cargadores. Se dice que los primeros cuatro burros llegaron a La Española gracias a Colón.
También se sostiene que el obispo fray Juan de Zumárraga sintió tanta pena por los tamemes que decidió importar burros desde Castilla hacia la Nueva España. Aquellos simpáticos mamíferos llegaron por el año 1533 y de inmediato encontraron las condiciones idóneas para reproducirse. Desde entonces se volvieron parte imprescindible para diversas actividades principalmente económicas.
No obstante, a pesar de su importancia histórica, natural y social, este apacible animal se encuentra en peligro de extinción. Y es que, a pesar de que nos parece común, su población ha disminuido drásticamente. De acuerdo con un reporte de Investigación y Desarrollo, en el año 1991 había alrededor de 1.5 millones de asnos en México. Sin embargo, en nuestros días queda menos de la mitad de aquel número.
Esta disminución se debe principalmente a que, con la introducción de diferentes tecnologías, el burrito ha sido suplido y relegado. Nadie se preocupa por su cuidado y reproducción aunque hay entrañables excepciones. Entre ellas tenemos a Burrolandia, un santuario ubicado en Otumba, Estado de México que se ha dado a la tarea de preservar, rescatar y generar conciencia en torno al valor del asno mexicano.
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