Los árboles, al igual que todas las plantas que tienen clorofila, realizan la fotosíntesis, esto significa que absorben dióxido de carbono y expulsan oxígeno, para así convertir la materia inorgánica en materia orgánica, es decir, en alimento gracias al cual pueden crecer y desarrollarse correctamente.
Para el ser humano y el resto de la naturaleza, son necesarios para la supervivencia de nueve de cada diez de las especies conocidas, y el porcentaje. La importancia de los árboles para el medio ambiente así come probablemente aumentaría si vamos más allá del hábitat y nos centramos en la producción de oxígeno.
Solo las algas y otras plantas marinas producen alrededor del 70 por ciento de oxígeno, pero los árboles son decisivos para que la atmósfera sea respirable por los humanos. En otro caso, sería un aire enrarecido. Solo un árbol puede producir suficiente oxígeno para 18 personas, si bien varía mucho en función de especies y tamaños. Junto con el resto de las plantas, son responsables de una quinta parte del oxígeno del planeta. Si se les conoce como pulmones del planeta también se debe a su importante rol en el ciclo del carbono. Actuar como gigantescos sumideros de carbono, tal y como lo hace el océano, ralentiza el calentamiento global.
El papel de las masas arbóreas en el ciclo del carbono, de este modo, es un aspecto capital a la hora de entender su importancia para el medio ambiente. La misma fotosíntesis es la que hace que absorban el CO2 presente en la atmósfera, liberando oxígeno a cambio. Es decir, la reforestación, así pues, constituye una manera eficaz de luchar contra el cambio climático. No en vano, el dióxido de carbono o CO2 es uno de los gases de efecto invernadero que más contribuyen a su avance.
Por pasiva, la deforestación supone un aumento de los gases de efecto invernadero, no solo porque muchos de ellos se descomponen y liberan buena parte del CO2 que absorbieron, sino también porque su transformación industrial pone en marcha una cadena de producción que también multiplica la contaminación. Se estima que una quinta parte de las emisiones de los gases de efecto invernadero es consecuencia de la deforestación en la Amazonia, distintas zonas de Asia y otras regiones.
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