Las margaritas son una de las plantas más populares del mundo y sus flores tan características, siendo la de pétalos blancos la más icónica.
Las margaritas forman parte de la familia de las asteráceas compuestas, una familia muy numerosa, pues la integran más de 23.000 especies. Las margaritas son el símbolo de la pureza, la inocencia, la amistad incondicional y el amor puro desligado de aquellas connotaciones que apunten hacia pasiones o romances entre personas. Simbolizan la alegría, la sencillez, la sofisticación natural, sin ornamentos y manipulaciones, que ofrece la naturaleza.
Es nativa de Europa y del Norte de África, encontrándose también en Asia Central. Sin embargo, sus flores son tan alegres que se ha introducido en el resto del mundo, donde crece en las praderas y decora los jardines templados y cálidos de todos los rincones del planeta. Las margaritas pueden durar hasta casi tres semanas una vez que se les ha cortado, manteniendolas con agua fresca cada dos días y estando en un espacio limpio y fresco.
Desde la medicina natural se atribuyen a la margarita propiedades digestivas, puesto que combate algunos pequeños parásitos que se alojan en el intestino, permite depurar el hígado, los riñones, es diurética y laxante. Existen más de 140 especies diferentes de margaritas. La flor más conocida tiene un centro amarillo rodeado por muchos pétalos alargados de color blanco. Sin embargo, también puedes encontrarla en diversos colores como el amarillo, rosa y naranja, entre otros.
La margarita es una planta tanto de interior como de exterior, por lo que no hay ningún problema para transplantarla a una jardinera de la terraza o al jardín. Únicamente hay que tener en cuenta que hay que plantarla a bastante profundidad, dejar un mínimo de 20 cm entre planta y planta y comprobar que hay un buen drenaje.
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