No son responsables de la pandemia de Covid-19, pero sí de atacar a plagas agrícolas, de dispersar semillas y de ser grandes polinizadores.
De "Drácula" al Covid-19, los murciélagos son quizá los animales con peor reputación.
Pero el biólogo Rodrigo Medellín, investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los desmitifica: los seres humanos estamos vinculados con ellos de una manera muy positiva y les debemos una buena parte de nuestro bienestar diario.
la actual pandemia que azota al mundo es una alerta generalizada de que los seres humanos tenemos que entablar una relación mucho más cordial con el medio natural.
¿Vendrá otra pandemia? Medellín considera que sí. Ante ello, subraya que la mejor primera línea de defensa es la conservación de los ecosistemas. Como base refiere un principio ecológico llamado efecto de dilución: cuando un ecosistema está sin perturbar, con todas las plantas y todos los animales, incluidos los patógenos, éstos se encuentran diluidos gracias a la gran diversidad de especies presentes.
"Ahí están los patógenos, pero no se pueden convertir en brote porque sus hospederos
no son suficientemente numerosos. Llega el ser humano, simplifica el ecosistema y facilita que las especies 'oportunistas' de esta perturbación y sus patógenos se vuelvan superabundantes", explica Medellín en entrevista.
'Los enviados del mal'
La importancia de los murciélagos ha sido reconocida por algunas culturas, como la maya, en cuyas zonas arqueológicas e incluso en el Popol Vuh, su libro sagrado, se encuentran representados. "Sotz", murciélago en dicha cultura, aún da nombre a una etnia: los tzotziles, "La Gente Murciélago", un grupo que habita en Sotz'leb (Zinacantán, en náhuatl), es decir, el "Lugar de Murciélagos".
En el mismo epicentro de la pandemia, China, estos animales incluso evocan felicidad.
El gigante asiático conserva un símbolo llamado "Wufu", conformado por 5 murciélagos
en círculo tocándose las alas entre sí para expresar igual número de bendiciones: longevidad, salud, buena fortuna, amor y paz interior para una muerte tranquila.
¿Por qué han sido estigmatizados los murciélagos?
Regresemos el tiempo unos 500 años y en esos momentos tienen una buena imagen ante los humanos. Cuando Hernán Cortés desembarca en el Sureste de México con sus soldados y varios escribanos, Gonzalo Fernández de Oviedo, un hombre superobservador, ve unos animalitos volando —nunca dice la palabra murciélago— que se posan sobre los caballos y los muerden para alimentarse de su sangre, pero ahí lo dejó, nada más como una observación de historia natural de la Nueva España.
Pero unos 350 años después, en 1860 en Irlanda, está Bram Stoker escribiendo su maravillosísima novela "Drácula". Era muy aficionado a la historia y necesitaba que su "vampir", un ser humano muerto que se despertaba en las noches para comer sangre, —que no tiene nada que ver de origen con los murciélagos—, se moviera grandes distancias rápidamente.
Cuando Stoker se encuentra con este problema, se acuerda de haber leído las crónicas de Fernández de Oviedo y convierte a su vampiro en uno de estos murciélagos. Cuando "Drácula" es publicado es el momento en el que la imagen de los murciélagos se viene estrepitosamente para abajo y la gente les empieza a temer como "enviados del mal", "aliados del Diablo", feos y sucios.
Pocos se alimentan de sangre, ¿no?
De las mil 400 especies de murciélagos, solamente tres se alimentan de sangre y sólo una causa algún malestar a los seres humanos, porque las otras dos viven en las selvas más recónditas y no se meten con la gente. Antes de que llegaran las personas, los murciélagos hematófagos o vampiros se alimentaban de la sangre de los animales silvestres grandes de México, como tapires, venados, pecaríes, tepezcuintles o armadillos, que tenían concentraciones mucho más bajas de lo que hoy tenemos de vacas.
Cuando llegan los españoles y ponen las vacas en el Trópico de México, pues le "ponen la mesa" a los (murciélagos) vampiros y obviamente se vuelven una plaga.
Lo malo es que la gente no sabe la diferencia entre murciélagos insectívoros, polinívoros, frugívoros y hematófagos, y entonces cuando tienen algún problema con los hematófagos, ahí van a la cueva más cercana y acaban quemando a los "buenos" por llevarse a los "malos", que no son malos, son "malos" desde nuestro punto de vista porque nosotros creamos el problema.
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