LOS TENTÁCULOS DE LOS PULPOS SON CAPACES DE OLER Y PROBAR ALIMENTOS ANTES DE COMERLOS PARA SABER SI SON TÓXICOS O SEGUROS.
De todo el reino animal, los pulpos son una de las criaturas que menos similitud tiene con los humanos. Además de su inusual forma, su habilidad para camuflarse y un sistema circulatorio dotado de tres corazones, se trata de los invertebrados más inteligentes:
Con unas 500 millones de neuronas, el sistema nervioso de los pulpos sigue maravillando a biólogos y neurocientíficos por igual. A pesar de que poseen el mismo número de neuronas que un perro (y a diferencia de todos los vertebrados), estas células no se concentran en su cerebro, sino que la mayoría se distribuye en los tentáculos.
El resultado es un sistema nervioso complejo con brazos que poseen un alto grado autonomía para realizar cada uno de sus movimientos, al grado de que para algunos especialistas, no resulta descabellado describir a los pulpos como criaturas con nueve cerebros que les permiten realizar funciones complejas y coordinarse en un movimiento armónico y evolutivamente avanzado.
Y aunque aún es poco lo que sabemos de sus tentáculos, un nuevo estudio encabezado por la Universidad de Harvard descubrió que los pulpos utilizan cada una de las mil 600 ventosas distribuidas en sus ocho brazos para probar y ‘lamer’ alimentos antes de ingerirlos llevándolas a su pico.
La investigación analizó las células de las ventosas de ejemplares del pulpo californiano de dos manchas (Octopus bimaculoides) al microscopio y descubrió que mientras algunas ventosas se especializan en tocar y sostener los alimentos, otras se encargan de probarlos.
Este mecanismo ocurre a través de millones de células receptoras, que envían señales eléctricas que van desde reaccionar a distintos químicos en el agua, hasta sabores y olores que pueden alertar de algún compuesto tóxico.
Los tentáculos dotan a los pulpos de una percepción de su entorno completamente distinta a la humana y esta diferencia ha alimentado toda clase de teorías, incluso algunas que carecen de cualquier comprobación científica.
En agosto de 2018, un estudio firmado por 33 investigadores y publicado en la revista científica Progress in Biophysics and Molecular Biology sugería la posibilidad de que los pulpos fueran criaturas extraterrestres.
La investigación proponía una revisión de la panspermia, la teoría de que la vida en la Tierra no se generó de forma endógena, sino que tuvo un origen extraterrestre. El estudio proponía que debido a que los rasgos evolutivos de los pulpos no eran similares a los de otras especies, la posibilidad de que fueran criaturas que llegaron desde el espacio era latente.
Actualmente no existe evidencia alguna para creer que los cefalópodos tienen un origen extraterrestre; sin embargo, sus características pueden aportar pistas de la enorme variabilidad evolutiva y los rasgos presentes en especies distintas a los mamíferos.
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