La presencia de la actividad minera en México ha dejado una estela de daños irreversibles en territorios rurales de sur a norte, principalmente contaminación de agua y suelos, deforestación, enormes montañas de minerales altamente tóxicos, desplazamiento de comunidades, conflictos sociales, graves afectaciones a la salud y muy escasos beneficios económicos locales y para el país, expone la plataforma “Así se ve la minería en México”.
A casi 30 años de la Ley Minera, que otorgó a esta operación el carácter de utilidad pública y preferente por encima de la agricultura u otra actividad, y permite concesiones de 50 años, fotógrafas y fotógrafos comparten desde sus ojos con 63 imágenes cómo quedan los poblados mientras las mineras naciones y trasnacionales exploran y extraen minerales, usados en la vida moderna.
“¿Cómo conciliar entonces las ganas de acceder a la conectividad con la conciencia del costo ambiental y social que implica?, ¿cómo organizar el uso de los recursos naturales de manera que se respeten los límites del planeta?”, cuestionó Dolores Rojas de la Fundación Heinrich Böll.
La documentación colectiva presentada este jueves fue apoyada por el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, la Fundación Heinrich Böll, Fundar y el Observatorio Universitario de Sociedad, Medio Ambiente e Instituciones (SUSMAI) de la UNAM.
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