El polémico uso de glifosato, plaguicida catalogado por la Organización Mundial de la Salud como probable cancerígeno, evidencia los dilemas del Gobierno de México sobre el modelo agrícola de producción de alimentos, que toca intereses de altos funcionarios que son empresarios o cabilderos de la agroindustria.
"El fondo de la discusión entre integrantes del gabinete presidencial es el tipo de modelo agrícola y de producción de alimentos que México requiere", dijo en entrevista con Sputnik el director de Greenpeace en este país, Gustavo Ampugnani.
Un modelo industrial de gran escala, mecanizado, busca la uniformidad de cultivos producidos para determinado mercado; y otro nuevo modelo defiende las ventajas de la agricultura ecológica. La semana pasada, un audio filtrado a la prensa del secretario federal de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Toledo, reveló que su colega y secretario de Agricultura y Ganadería, Víctor Villalobos, junto con el titular de la secretaría de la Presidencia, Alfonso Romo, cabildeaban a favor de los empresarios agroindustriales que utilizan agroquímicos, como el glifosato.
En esa exposición, Toledo expresa que la política agrícola impulsada por Villalobos y Romo "está dirigida fundamentalmente a los agronegocios, está en contra de los agroecología y tratan de imponer la visión que impera en el mundo con las grandes corporaciones".
Ampugnani afirma que "la política de generar ganancias a costa de la salud y el medioambiente" la asocia al titular de la secretaría de Agricultura, porque Villalobos "ha actuado en administraciones anteriores a favor del maíz transgénico, procedente de EEUU, y la contaminación de variedades criollas de maíz en México".
Una antigua disputa
Desde el año 2000, los ecologistas reclaman el ingreso del maíz transgénico desde EEUU. "El doctor Villalobos tenía responsabilidades públicas en las cuales obstaculizó las medidas tendientes a regular los agroquímicos", recuerda el experimentado líder ecologista.
Los ambientalistas lo señalan como cabildero de las empresas productoras de transgénicos, y de haber impulsado la llamada "Ley Monsanto" sobre bioseguridad, que abrió paso a las semillas genéticamente modificadas. El responsable de la organización fundada en Canadá en 1971 comenta que los modelos divergentes tienen como referentes a dos personas con carreras muy distintas en el entorno presidencial.
Por su parte, Toledo ha escrito mucho sobre las ventajas de la agricultura ecológica que ahora impulsa.
La producción alimentaria del país latinoamericano convertido en potencia exportadora de alimentos "está muy inclinada a la agricultura industrial, que depende de plaguicidas, pesticidas que expulsan gente del campo".
Esa matriz agrícola de gran escala fue diseñada a parir de la matriz del tratado de libre comercio de 1994.
Un audio revelador
Las ideas que expresó Toledo en el citado audio describe la dura realidad que enfrenta la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. El mandatario impulsa polémicos megaproyectos, como el turístico Tren Maya en la península de Yucatán, y una nueva refinería para procesar el petróleo de tipo pesado, objetados por el movimiento ecologista.
El director de Greenpeace comenta que el audio comenzó difundirse el 4 de agosto, día en que había sido publicado un anteproyecto de decreto, que de obviaba la decisión gubernamental tomada semanas atrás, en torno a la prohibición progresiva del glifosato.
En una reunión entre los titulares de Medioambiente y Agricultura con empresarios del Consejo Nacional Agropecuario habría sido aprobada la prohibición paulatina del herbicida.
Por sorpresa, un anteproyecto de la cartera de Agricultura desconocía este acuerdo de prohibición paulatina hasta 2024, y abría la puerta a estudiar de nuevo los impactos del glifosato, que los ecologistas y el mundo agroindustrial conocen bien.
"Mi interpretación política es que el audio busca desvirtuar la discusión, debilitar al secretario de Medio Ambiente (Toledo), para desarticular la estrategia de defensa de la ecología para prohibir el glifosato", enfatiza Ampugnani.
La intención de divulgar ese audio sería desacreditar y debilitar al principal promotor en Palacio Nacional de la expulsión de los plagicidas peligrosos en los campos mexicanos. "Varias fuentes distintas me han confirmado que el audio fue presentado hace varios meses, en Semana Santa pasada... ¿Por qué se esperó hasta ahora para filtrarlo? Hay una maquinación política", interroga y responde el ecologista.
Señala además los intereses de Romo, el jefe de la oficina del presidente: "Él es conocido por su trayectoria empresarial, está muy preocupado por sus proyectos de desarrollo en infraestructura y agricultura en la península de Yucatán".
Agrega que el hombre que lleva la agenda del presidente y negocia con sectores empresariales hostiles al Gobierno también cabildea para que sobrevivan sus proyectos de granjas porcinas y cultivos de soja en la verdes zonas yucatecas del Tren Maya.
Poniendo límites
López Obrador intentó poner paños fríos a la controversia este miércoles.
"Decidimos no usar este agroquímico en nada que tenga que ver con el Gobierno, por ejemplo en el programa Sembrando Vida (para cultivo de árboles frutales y maderables) y limitarlo solo a la producción de particulares; y año con año ir reduciendo los volúmenes de importación", anunció el presidente. El jefe de Estado admitió los límites: "No podríamos quitarlo así, de un golpe, se nos caería la producción de alimentos y productos, tendríamos que importarlos".
Ampugnani comentó aliviado: "Creo que es positiva la señal del presidente; entiendo que, entonces, sigue firme la decisión de avanzar en el retiro paulatino del agroquímico tóxico glifosato de los procesos productivos agrícolas".
De paso, el López Obrador salvó a Toledo del dilema de renunciar: "si está cumpliendo con una función, no tiene por qué renunciar".
El director de Greenpeace consideró "muy sensato", acompañar el fin del glifosato con alternativas menos dañinas, como el control biológico de plagas o hierbas. Un largo camino.
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