El cardenche es un canto tradicional a capela que se originó en algunas zonas de los desiertos mexicanos. Escucharlo, sin duda, es ser envuelto por un conjunto de voces que se clavan como espinas de cardo en el alma. No obstante, a pesar de su belleza e historia, el cardenche se encuentra en peligro de desaparecer.
El origen del cardenche
El cardenche es un canto tradicional originario de algunas partes del desierto mexicano. Debe su nombre a una planta conocida como cardo. Esta se caracteriza por tener espinas que, cuando se clavan, provocan mucho dolor. Y es que, cada espina tiene diminutos filamentos inversos que desgarran la carne al momento de quitarla. Por ello, los cardenches son comparados con estas plantas. Basta escuchar las voces profundas y en distintos tonos del cardenche para entender dicha similitud. Pero, ¿de dónde y cómo surgió?
La historia cuenta que la tradición tuvo lugar poco después de la Guerra de Secesión estadounidense (1861-1865). Esta trajo consigo el crecimiento económico del espacio conocido como Región Lagunera (compuesta por distintos municipios de Durango y Coahuila). Debido a esto, creció la demanda de trabajo. Comenzaron a llegar personas de otros estados como Zacatecas, Jalisco, Aguascalientes y San Luis Potosí, quienes se establecieron en las haciendas y en los ranchos.
Fue ahí cuando se convirtieron en víctimas de la explotación y malos tratos por parte de los patrones. Además, el salario era muy bajo por lo que no tenían dinero suficiente para comprar algún instrumento musical. No obstante, como suele suceder, la gente sentía una gran necesidad de expresarse y lidiar con la vida que les había tocado. Entonces surgieron los cardenches. Quizá la mayor influencia fue la de los zacatecanos. Estos solían cantar a tres o cuatro voces y sin instrumentos durante las fiestas.
Sin embargo, otra versión señala que este canto es originario de La Laguna, ya que sus antiguos pobladores tenían la costumbre de imitar el aullido de los coyotes y de cantar en las cuevas a dos voces. Prueba de ello es el registro que incluyó el historiador de origen francés Jean Meyer en su libro Yo, el francés. En este texto aparece el siguiente testimonio de mediados del siglo XIX:
“A propósito de historias… de pronto el mexicano me miró, sonrió y dijo– vamos a hacer cantar al lobo–. Entonaron un canto muy singular al que le dicen cardenche, el coplero lanzó sus versos y después de varios intentos escuché con asombro la respuesta de los coyotes… Cuando terminaban los coyotes, el jinete cantaba, luego los coyotes repetían y al final todos a coro, mexicanos y franceses, hombres y animales entonamos los falsetes con entusiasmo”.
Características del cardenche, un canto profundo
Se trata de un canto a tres o cuatro voces que logra un gran contraste entre distintos tonos. Estos nos contagian de su honda tristeza: la primera, la de arrastre o marrano, y la de requinto o segunda. La primera es la central del grupo y es entonada por el líder, este es el encargado de llevar la canción y conducir a sus compañeros con pequeños gestos y señales. El segundo debe tener una tesitura de bajo profundo mientras el tercero debe poseer un registro muy agudo. El tercero es precisamente el encargado del requinto, lo que brinda al oyente esa sensación de voz desgarrada.
Otra característica, como ya se ha mencionado, es que son cantos a capela, es decir, sin ningún tipo de acompañamiento instrumental. Por otra parte, las temáticas que abordan las letras pueden ser de amor, desamor y dolor, aunque, generalmente destacan estos dos últimos.
Una tradición al borde del olvido
Debido a las precarias condiciones de los trabajadores, el cardenche se convirtió en una expresión, en su mayoría, de profundo dolor. En este se da cuenta de un periodo importante para nuestra historia y para nuestra tradición y riqueza musical. Por ello, es indispensable conservarlos. A pesar de esto y con el transcurrir de los años, este canto ha caído en el olvido por los más jóvenes. Actualmente quedan pocos intérpretes, en su mayoría adultos mayores como los cardencheros de Sapioriz y los de La Flor de Jimulco.
Por otra parte, la preservación de estos cantos presenta diversas dificultades. Por ejemplo, debido a que son de tradición meramente oral, solo han sido transmitidos de persona a persona. Además, por sus peculiares características, transcribirlos al lenguaje musical ordinario es prácticamente imposible. Cuéntanos, ¿has escuchado los cardenches?
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