A cualquier viajero se le acelera el corazón al encontrar lugares poco conocidos, aún más si estos son ocultos y cuentan con una historia insólita detrás de su peculiar locación. Cerca de la CDMX hay algunos templos ocultos que podemos visitar para deslumbrarnos, lo curioso es que en la mayoría, la acción del hombre es lo que provocó que quedaran escondidos debajo del agua o incluso de un cerro.
1. Templo de San Juan Bautista en Jojutla, Morelos
Tequesquitengo no sólo es rico para una escapada tropical, también para la exploración subacuática. Resulta que debajo de este lago se encuentra el original pueblo de Teques, el cual según los pobladores este fue inundado por ahí de 1885 a propósito por unos hacendados enojados; así que ante la inminente pérdida del lugar, la comunidad tuvo que mudarse a una zona alta, como los alrededores del lago.
2. Gran pirámide de Cholula, Puebla
La pirámide más grande de Mesoamérica se encuentra en Cholula, Puebla, bajo un cerro y está coronada por una iglesia. ¡Sí! Es neta. El templo forma parte del centro ceremonial Tlachihualtépetl y está dedicado al dios Tláloc. Según investigadores, la enorme pirámide representa la estructura del cosmos, en la cual la tierra es el lugar donde surge la vida. Fue construida en etapas, comenzando en el siglo II a.C. y terminando alrededor del 900 y 1100 d.C., años después quedó abandonada. La naturaleza reclamó lo que es suyo cubriéndola hasta darle el aspecto de un “cerro”. Finalmente en 1954 comenzó la construcción del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, iglesia que sobresale en la cima de esta pirámide oculta.
3. Templo de San Luis de las Peras en Villa del Carbón, Estado de México
Otro templo que corrió con la misma suerte fue el que se encontraba en el pueblo antes llamado San Luis de las Peras, en Villa del Carbón. De acuerdo a la historia oral, en el área donde se encuentra la presa había un pequeño poblado otomí que fue inundado al tratar de aumentar el volumen de la presa para abastecer de agua al estado de Hidalgo. Esto dio como resultado que el pueblo quedara completamente sumergido, salvo por la cúpula de una antigua iglesia franciscana. El pueblo fue reconstruido a un lado de la nueva presa y renombrado como San Luis Taxhimay.
4. Templo de la presa de Santa Bárbara en Santo Tomás de los Plátanos, Estado de México
Otro de los templos enterrados e inundados cerquita de la CDMX es el de la presa de Santa Bárbara. Lo primero que llamó nuestra atención fue el nombre del pueblo, segundo, el campanario que sobresale en la superficie del agua. Al igual que el antiguo pueblo de San Luis de las Peras, Santo Tomás de los Plátanos se inundó debido a la construcción de una presa. De acuerdo a los registros, en octubre de 1956 el pueblo tuvo que ser reubicado porque el asentamiento original fue inundado por la Presa Santa Bárbara, según los habitantes, algunas construcciones prevalecen ya que están hechas a partir de un cemento natural hecho con sangre de animales, cal y arena fina.
5. Exhacienda El Palote en León, Guanajuato
Este último de los templos inundados ya no es tan oculto desde 2012, pero igual tiene una historia bastante interesante. En 1758 se comenzó la construcción de una enorme hacienda llamada El Palote, la cual contaba con enormes potreros, y una capilla. Tras pasar de un dueño a otro, e incluso ser expropiada durante las Leyes de Reforma, en 1954 se construyó en el predio una enorme presa para evitar las constantes inundaciones en la ciudad de León. El proyecto fue todo un éxito, alrededor de este cuerpo de agua se asentaron vendedores, pescadores y familias que pasaban el fin de semana chacoteando en el agua. Sin embargo, las sequías que azotaron al bajío en 2010 comenzaron a causar estragos en la presa, poco a poco se fue reduciendo el volumen de agua y lo que parece un pequeño templo con una cruz quedó expuesto. Para 2012 el agua se evaporó totalmente, dejando al descubierto los restos de la hacienda.
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