Los huracanes son los fenómenos atmosféricos más violentos de nuestra naturaleza.
Son un proceso natural del planeta Tierra para transportar el exceso de energía del área tropical a las regiones más frías. Visto desde el satélite, estos remolinos o espirales gigantes de nubes y fuertes vientos alcanzan velocidades de más de 74 mph desplazándose sobre la superficie marina del océano hasta que tocan tierra o mueren sobre aguas más frías en las latitudes medias o polares.
Un huracán es parte de la familia de los ciclones tropicales. Cuando la nubosidad y vientos se organizan en circulación espiral alrededor de un centro definido de baja presión, con tronadas o tormentas eléctricas concéntricas alrededor de ese centro, se ha formado un ciclón tropical.
El ciclón tropical se puede clasificar en Depresión Tropical, Tormenta Tropical y Huracán, si los vientos del ciclón tropical no superan las 38 mph, el ciclón se conoce como depresión tropical, a las depresiones tropicales se le asignan números en secuencia, por ejemplo, depresión tropical 6, si el sistema cobra fuerza con vientos entre 39 a 73 mph, se conoce como tormenta tropical, al alcanzar categoría de tormenta tropical, se le asigna un nombre para identificarlo (por ejemplo, la tormenta Ernesto) el cual continua por el resto de la vida de ese ciclón. Cuando los vientos alcanzan 74 mph o más, y se observa un centro definido u ojo, entonces se ha formado un HURACÁN.
En un huracán los vientos rotan alrededor de un centro en contra de las manecillas del reloj (en el hemisferio Norte). Este centro de baja presión y relativa calma es conocido como el ojo del huracán. En este ojo, donde no existen nubes o al menos muy pocas, los vientos son leves, y la presión atmosférica es mínima. Sin embargo, el ojo está rodeado por una región conocida como la pared del ojo donde se encuentran los vientos y lluvias y tronadas más fuertes. Aquí es donde está localizado el mayor potencial de devastación del huracán. Bandas de nubosidad en forma de espiral rodean su centro hacia el exterior, y pueden producir lluvias y vientos localmente fuertes que preceden la llegada del huracán. Estas tronadas que se encuentran en las bandas de espiral son relativamente menos intensas que las que se encuentran en la pared del ojo.
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