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Ruta minera por Tlalpujahua y El Oro



Son sólo quince kilómetros de carretera los que separan Tlalpujahua, Michoacán, de El Oro, Estado de México. Ambos lugares arman una breve ruta minera. Una bella zona boscosa y un frío penetrante serán tus inseparables compañeros en este viaje que une dos entidades de la república a través de un par de pueblos mágicos con marcado pasado minero, pero con diferente y atractiva arquitectura. Acompáñame a descubrirlos y anímate a conocerlos pronto.


Esta ruta minera inició con un comentario


Varios años antes, luego de visitar Pátzcuaro por primera ocasión y tras regresar a sus alrededores, muchos amigos me recomendaron visitar Tlalpujahua. “Se encuentra en la zona de la tierra fría” me dijeron.


“Es un pueblito bien bonito, muy michoacano y hacen unas esferas maravillosas que podrás estrenar en tu próximo árbol de Navidad”.


Héctor Gómez de la Cortina Presidencia Municipal de El Oro, Estado de México.

Interesado con lo anterior, comencé a indagar. Debo decirles que, para los habitantes de Guanajuato, Tlalpujahua no tiene la fama de Pátzcuaro ni de Morelia, así que no se habla mucho de él y las excursiones que se organizan a esa zona son bastante menores. Quizá eso prendió la llama de la curiosidad por ir y conocer el bello pueblito.


Al revisar revistas y leer artículos de internet, no lo pensé dos veces y decidí apartar una fecha para hospedarme tres noches en Tlalpujahua. Complementaría el viaje con una visita a El Oro, bello pueblo del Estado de México que llamó mi atención desde la primera vez que vi imágenes de sus calles. Así comenzó todo.


La primera parada de la ruta minera: Tlalpujahua


Arribamos una mañana de noviembre. Desde los alrededores comenzaba a sentirse el gélido ambiente y la espesura del bosque. Tan pronto como nos instalamos nos fuimos al centro a estacionar el vehículo y comenzar a caminar el pueblito.


Efectivamente, Tlalpujahua es un típico pueblito michoacano. Tan bello como entrañable a cada paso. Con calles empedradas, algunas de ellas empinadas. Con los techos de sus casas rematados en tejas y un ambiente que remonta inevitablemente al pasado.


Retazos de historia


La primera parada la hicimos en la casa museo de la familia López Rayón. Aunque se trata de un recinto pequeño, no desmerece la historia que ahí se conserva, pues en el lugar vivió el insurgente don Ignacio López Rayón, uno de los ideólogos más importantes del movimiento, proveniente de una familia rica, pero descontento con la situación política.


Luego de empaparnos de historia patria, nos dirigimos al templo de San Francisco en el corazón de la ciudad. Visitamos el interior que destaca por su austeridad y dimos paso al patio del convento, adornado por cierto con algunos altares de muertos, pero destaco que ese fervor no se vive con intensidad en la ciudad, sobre todo si lo comparamos con otras zonas del Estado.


La iglesia de San Francisco tiene la peculiaridad de haber sido testigo mudo de la boda entre Andrés Quintana Roo y Leona Vicario, dos enamorados y figuras del movimiento insurgente.


Como la energía y las ganas de descubrir estaban a tope, nos encaminamos por una empinada calle que nos llevó hasta la Parroquia de la Virgen del Carmen. A nuestro paso encontramos varias tiendas que venden esferas y bellas figuras a base de vidrio soplado, verdaderas obras de arte de los artesanos de la región.


Al llegar a la explanada del templo observamos la belleza de su fachada y el entorno, luego ingresamos y nos maravillamos con la obra maestra de Joaquín Orta, encargado de decorar el interior con hermosos detalles muy significativos del pueblo.


Vale la pena mencionar que la parroquia, cuya construcción se remonta al siglo XVI, estuvo consagrada a San Pedro y a San Pablo, pero el trágico deslave que azotó al pueblo en 1937, sepultó al templo de la virgen del Carmen, del cual hoy sólo queda una torre y otros vestigios.


Las Dos Estrellas


Un lugar de obligadísima visita en Tlalpujahua es la mina Las Dos Estrellas, ya en los límites con El Oro. Se trata de un complejo enorme rodeado de bosque. El recorrido es gratuito y te llevará por las edificaciones originales que se utilizaban y que revelan la triste y breve vida que tenían los mineros.


Conocerás la vida del propietario, la importancia de la mina y ahora los hermosos murales que retratan el contexto histórico durante el cual resplandeció la actividad minera.


La segunda parada de la ruta minera: El Oro


Y aunque son sólo unos minutos los que separan a estos hermosos pueblos de estas dos entidades, El Oro es totalmente distinto a Tlalpujahua en cuanto a su imagen urbana y su arquitectura, aunque compartan un glorioso pasado minero.


Desde la llegada en automóvil El Oro te recibe con un carrito minero que se encuentra fijo sobre unos rieles, otrora la razón de ser de la localidad, un pueblo que nace precisamente por el paso del ferrocarril, sinónimo de progreso nacional en la época porfiriana.


Luego de desayunar, nos dirigimos a la antigua mina Tiro Norte, en donde puedes observar su impecable estructura, subir poco a poco para admirar el paisaje y recorrer los jardines.

Seguimos caminando rumbo al centro y nos encontramos con el Vagón Express Minero que se encuentra justo a un costado de la antigua estación del tren y que hoy día ha sido adaptado como restaurante.


Pocos pueblos con edificaciones tan peculiares y que rompan el molde de lo que en México estamos acostumbrados como El Oro. Llegamos al edificio de la Presidencia Municipal, hermoso, de tipo europeo. Por supuesto que no faltaron inmediatamente las fotos en el exterior y continuaron en el interior con el bello mural Génesis minero, autoría del pintor Manuel D’ Rugama, que se encuentra a las puertas y refleja la vida cotidiana y la historia del municipio.


Con posterioridad nos dirigimos al Teatro Juárez, discreto por fuera y lujoso por dentro. Su pequeño tamaño resulta acogedor e invita a quedarse a alguna de sus funciones cuando se presentan obras de teatro y conciertos sinfónicos. Este recinto es uno más de los que inauguró don Porfirio Díaz en las postrimerías de su presidencia.


Siguiendo a pie preguntamos por el Templo de la Virgen de Guadalupe, un poco retirado del centro, pero vale la pena conocerlo. En el camino encontrarás la estatua de un minero, muy representativo del lugar. Al llegar al templo, caminamos por sus jardines y admiramos la fachada, para posteriormente ingresar y tener unos momentos de reflexión.


Luego de caminar el centro, ve a tu carro y dirígete al Museo de la Minería, ubicado en lo que antiguamente fue una mina. El entorno boscoso y las distintas salas de exhibición harán que quieras pasar un buen rato ahí.


Saliendo puedes ir a la Presa Brockman, un bello lugar envuelto en naturaleza y si el tiempo lo permite, rentar una lancha para internarte en sus aguas.

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