
La Cultura Maya se extiende sobre un área de más de 350,000 km que comprende el sureste de México, Belice, Guatemala y parte de Honduras. ¡Descubre los diferentes suelos, climas y especies que conforman este territorio!
El cultura maya se extiende sobre un área de más de 350,000 km que comprende buena parte del sureste mexicano (los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, y porciones de Chiapas y Tabasco), Belice, el centro y norte de Guatemala y la frontera noroccidental de Honduras.
¿Qué flora y fauna hay en el sureste de México?
Esta región es actualmente, por sus extensas selvas, sus ricos litorales marinos y su numerosa flora y fauna una de las zonas de mayor diversidad y riqueza biológica de América. Basta mencionar que tan solo en Chiapas y Guatemala existen alrededor de 8,000 especies vegetales, a las que se suman más de 1,000 de animales entre ellas casi 700 de aves.
Esta situación es consecuencia de las múltiples combinaciones a que dan lugar los distintos tipos de relieve, clima, vegetación y depósitos geológicos que existen en la región de la cultura maya, cuyo paisaje se presenta como un amplio mosaico de situaciones ambientales enmarcadas en tres grandes zonas:
tierras altas, que comprenden el sur de Guatemala y Chiapas
tierras bajas del sur, cuyo núcleo abarca el Petén guatemalteco y áreas adyacentes
tierras bajas del norte, que incluyen gran parte de la península de Yucatán
¿Qué características tiene la geología maya?
La geología donde floreció la cultura maya es diversa, contiene cuatro zonas geológicas mayores de contrastante edad e historia. Algunas de las montañas del centro de Guatemala se formaron durante el periodo pre-Paleozoico, en tanto que la plataforma caliza del norte de Yucatán surgió del mar en el Terciario, cientos de millones de años después.
Entre estos dos eventos, el área sufrió constantes transformaciones por movimientos de la tierra. De hecho, la porción sur de las partes altas es aún inestable debido a los numerosos volcanes activos que forman el parteaguas continental. En esta zona se encuentran grandes depósitos de obsidiana.
Otra estructura geológica importante de esta región sur es la que se compone de rocas metamórficas y antiguos sistemas volcánicos. Esta área es notable por sus ricos depósitos minerales, principalmente de jadeíta y serpentina, además de otros recursos importantes.
Hacia el norte de estas montañas, y del río Grijalva en Chiapas y de la Alta Verapaz en Guatemala, se localizan grandes formaciones de piedra caliza del Mesozoico, las cuales dan lugar a un paisaje montañoso bastante espectacular.
Esta última zona marca la transición entre las partes altas del área maya y la gran planicie de roca caliza que constituye la península de Yucatán, región a la que se conoce como tierras bajas mayas.
El relieve de la zona maya está determinado, principalmente, por la estructura geológica, pues se incrementa gradualmente de norte a sur. De hecho, la mayor parte de la península de sitúa al nivel del mar y, excepto por elementos como las colinas del Puuc, los rasgos más prominentes del paisaje lo constituyen las ruinas de los antiguos edificios mayas, mostrando un marcado contraste con las elevaciones del sur.
Por último, la planicie tabasqueña y algunas partes del litoral de Yucatán están formadas por depósitos recientes (del Cuaternario) de origen aluvial o marino.
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