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Valle de Piedras Encimadas en Zacatlán, un enigmático destino



El Valle de Piedras Encimadas se encuentra en Zacatlán, Puebla. Se trata de un destino mágico en el que el principal atractivo son sus monumentales formaciones rocosas.


El Valle de Piedras Encimadas es un hermoso secreto del Pueblo Mágico de Zacatlán y se encuentra en Puebla. Se trata de un lugar místico y mágico por su bello paisaje, adornado por piedras monumentales que parecen superpuestas; y que forman figuras de dragones, caballos, elefantes, ranas, patos y lagartos o rostros humanos con enormes narices, dependiendo siempre de la imaginación de cada observador.

Una escapada inolvidable


Hace ya muchos años que varios amigos y yo, sólo con la ayuda de un croquis que alguien nos había hecho, nos lanzamos a una aventura sin saber a dónde íbamos o adónde llegaríamos.

En la Ciudad de México tomamos un autobús con destino a una población llamada Zacatlán de las Manzanas, donde lo primero que se percibe es la hospitalidad de su gente.


Del centro de Zacatlán se debe tomar un segundo transporte, una camioneta que lleva a Camotepec, que es una comunidad muy pequeña circundada de magueyales y conformada por un par de casas, una iglesia y una escuela.


Al final de este pueblecito se muestra majestuoso y en su máximo esplendor el Valle de Piedras Encimadas, formado por numerosos valles más pequeños, que ocupa una superficie de cuatro kilómetros cuadrados, rodeada por un bosque de pinos a una altitud de 2,400 metros.


Noche de camping


Acampamos en una zona que nombramos el Valle del Dragón por la supremacía de una piedra que tiene esa forma. Ahí levantamos las tiendas y recolectamos madera, varitas y yesca para en la noche prender una buena fogata.


Es impresionante la tranquilidad tanto interna como externa que ahí se llega a tener; uno realmente se siente relajado y ajeno al ruido de la ciudad. Lo único que se escucha es el canto del viento al pasar por entre las rocas y los árboles, o los borregos que de vez en cuando se ven pasar junto con su pastor.


Según la época del año los días son muy diferentes; en julio y agosto son lluviosos y entonces se ve fluir el agua cristalina por un río no muy ancho que atraviesa todo el valle; el pasto húmedo y verdoso hacen un contraste entre las rocas y el cielo, fusionándose y formando un todo en su composición. En ocasiones se observa una bruma blanquecina e inmensa; es la niebla que entra desde el horizonte y se desliza hasta el dragón.


De pronto, no se puede ver ni a un metro de distancia y hace mucho frío, cuando uno está cerca de una roca ésta aparece y desaparece fantasmagóricamente, dando una sensación mágica; luego de unos minutos el clima vuelve a la normalidad, haciendo un calor abrasante. En la noche el frío es intenso al grado de que el pasto amanece escarchado.

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